Para remediar los males que la ignorancia religiosa
producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a
Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra. En 1215
asiste al Concilio de Letrán donde solicita la aprobación de su Orden. Será un
año después, el 22 de Diciembre de 1216, cuando reciba del Papa Honorio III la Bula
“Religiosam Vitam” por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de
Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París,
decidiendo marchar él a Roma. Meses después enviará los primeros Frailes a
Bolonia.